El engranaje
La vértebra suelta o parte de un sistema...
Caminando todxs juntxs en el subte
No pienso
Caminar sin conciencia de a dónde voy
Caminar autómata
Entrar
Apretarse entre la gente
Bajar
Hacer combinación
Caminar
Subir escaleras
Bajar escaleras
No pensar
Ir
Venir
A dónde...
¿Hasta cuándo un cuerpo agrietado resiste?
¿Hasta cuándo la vida?
Me nutro de imágenes que recolecto; inacabadas, vacilantes, inútiles, a través las cuales oscilo entre la mirada propia, la mirada externa, el suceder de las cosas, fundiéndose todo en un pensamiento que se vuelve obsesivo y titubeante, donde surge, inevitablemente, la pregunta sobre hacerse cargo de un cuerpo que cambia, que vive en constante mutación y, en el cual, cuesta confiar.
Escribo notas, pensamientos aleatorios que surgen en esos tiempos de espera, de incertidumbre, de tedio, de expectativa, en las salas de espera de espacios hospitalarios. Hablo, a veces, desde la ironía o el juego, otras, desde un lugar más íntimo, sobre la vida, la muerte, el arte, los procesos, y de todo lo que nos mantiene resistiendo, desde un deseo porfiado y caprichoso por hacer arte y por vivir.
Elijo al azar algunas de las notas de esos diarios, y las transcribo en servilletas de tela robadas.
Modelo
Vértebras
grandes y
Hegemónicas
Necesidad de retener la materia,
o al menos la obra.
Ese vestigio de lo que hubo, de lo que fue.
¿Es la latencia del derrumbe, esa posibilidad permanente, la que acciona y potencia la porfía del deseo?
Fantaseo con que mi obra determine el que yo viva más tiempo. Una obra en proceso permanente, obliga a mi cuerpo a mantenerse vivo con el fin de poder seguir realizándola indefinidamente. Es una trampa a mi inconsciente.
Decido, de esta manera, manipular el tiempo y la materia, tanto de la obra como de mi cuerpo.
Hago más evidente la relación de dependencia entre la vida y la obra. No existe la una sin la otra
Ejercicio para entender y
evadir (link)
Óleo sobre tela
(en proceso)
Prueba para obra en proceso. Bolsas de suero
usadas, marcador, cinta de papel. (Link a detalles en la foto)
Ser Irrelevancia
Acción realizada en Montevideo, confluencia de río y mar, aguas que portan nuestra historia
Entierro platos en la arena. Los posiciono como en el secador de la cocina. La imagen cotidiana se vuelve restos óseos a la orilla del mar.
El agua va y viene. Veo la carcasa inmóvil, resistente y frágil, al mismo tiempo.
Desentierro los platos.
Y observo
Restos, vestigios, tan firmes como vulnerables, como los cuerpos, como la vida.
Lo permanente y lo impermanente se hacen uno en ese movimiento ondulante, repetitivo, infinito. El mar me quita los platos, los recuerdos, la memoria, pienso que los voy a perder. Al rato me los devuelve, llenos de sedimento, de esas otras memorias, de esa arena que cuenta la historia milenaria de la tierra.
Esas historias posibles yacen enterradas bajo capas de tiempo agua
Pienso en cómo salvar la materia y la memoria para siempre, fantaseo con extender el tiempo, con manipularlo.
El mar me muestra, en ese ir y venir sin descanso, que existe un saber más profundo, que sigue ahí, intacto
Una bandera itinerante con la frase "La latencia del derrumbe” viaja conmigo. Camino con ella, se vuelve capa y manto. Se resignifica en cada territorio, hablando de la constante latencia de derrumbes políticos, sociales, ambientales, personales. Es conciencia de vulnerabilidad, tanto como objeto de resistencia.
Diarios precarios de tiempos de espera